En los últimos tiempos, son cada vez más los docentes y las personas relacionadas con el sector educativo que se plantean si los libros de texto son necesarios en aquellos contextos en los que los alumnos están expuestos a la tecnología con frecuencia. Si ya lleva un iPad, ¿para qué necesita un libro de texto? Tras haber trabajado durante años en entornos en los que la tecnología brillaba por su ausencia y en otros en los que es omnipresente, tengo una opinión que pasaré a exponer en este artículo.
A pesar de ser un firme defensor de las metodologías activas, del trabajo cooperativo, de la creatividad y de todo aquello que suponga que el alumno ocupe el papel central del proceso de enseñanza-aprendizaje, no condeno el uso de libros de texto. Me parece genial que los alumnos (y los profesores) dispongan de un lugar en el que se recoja toda la información (o gran parte de ella), de manera que puedan acudir a él cuando sea necesario.
Dicho esto, me parece que el libro de texto digital ofrece una serie de ventajas sobre el libro físico. Por ejemplo, la facilidad con la que puede actualizarse o con la que puede personalizarse para ajustarse a las necesidades de contextos concretos. O la posibilidad de incluir recursos multimedia, como vídeos, audio o animaciones. O, incluso, la opción de enlazar sus contenidos de manera sencilla a páginas web o a otros documentos.
En definitiva, un libro de texto digital puede ayudar a que la experiencia de aprendizaje de los alumnos sea más personal y a que esté mejor organizada.
Llegados a este punto, debemos plantearnos cómo lograr que esto sea así. Son muchísimas las herramientas que nos permiten crear libros digitales interactivos, como iBooks Author o Pages, pasando por Microsoft Word. Pero en esta ocasión me centraré en una que sirve para hacer la vida de los docentes interesados en la generación de contenidos mucho más sencilla: BookWidgets.
BookWidgets permite crear ejercicios interactivos motivadores para los alumnos cuya evaluación se lleva a cabo de manera automática en cuestión de minutos. Tanto es así, que nos ofrece más de cuarenta plantillas que funcionan en cualquier tipo de dispositivo móvil (desde los iPads hasta los Chromebooks, pasando por los ordenadores de sobremesa o portátiles). Estos ejercicios pueden formar parte de los libros que creemos, de manera que el resultado sea mucho más interactivo y fácil de evaluar. Además, BookWidgets supone un auténtico revulsivo a la hora de disminuir el papeleo en el día a día de un profesor.
Entre las plantillas de las que dispone BookWidgets, podemos encontrar crucigramas, tarjetas de bingo o juegos de memoria. Sin duda, estos ejercicios, que también pueden generar los alumnos, pueden ser mucho más entretenidos y motivadores que los ejercicios que implican repetir una misma tarea hasta la saciedad. Además, cuando son los propios alumnos los que generan los ejercicios y los pasan a otros compañeros, el propio alumno pasa de ser consumidor a ser creador de contenido, ayudándole, por tanto, a alcanzar un aprendizaje significativo.
Además, el hecho de que la evaluación sea prácticamente instantánea dota al docente de una información preciosa a la hora de detectar de manera precoz posibles problemas de aprendizaje.
Otro de los beneficios de BookWidgets es que se integra a las mil maravillas con iBooks Author (tan sólo necesitaremos arrastrar un ejercicio para que pase a formar parte de nuestro libro digital interactivo) y con las herramientas de evaluación Google Classroom, Moodle, Canvas o Schoologyque. Y no sólo eso, sino que su interfaz es tan intuitiva que incluso los profesores con una menor competencia tecnológica se sentirán seguros al usar esta herramienta.
En definitiva, BookWidgets es una de esas apps que hacen que el trabajo de un profesor en el aula sea mucho mejor y que justifica la adopción de un modelo tecnológico en un centro educativo.