El martes CCOO convocó una huelga de las maestras y educadoras de escuelas infantiles privadas y públicas de gestión indirecta en toda España, un colectivo de unas 80.000 trabajadoras, ya que la inmensa mayoría son mujeres. No hay datos oficiales de seguimiento de esta huelga, si bien la patronal mayoritaria, ACADE, publicó un comunicado a media mañana asegurando que, entre sus centros, la incidencia había sido inferior al 2%. CCOO habló de un seguimiento de «miles de trabajadoras» sin concretar más, debido a la dificultad de hacerlo derivada de la atomización del sector.
La movilización, en todo caso, no ha impedido que ayer las patronales y los tres sindicatos que no secundaron esta huelga (UGT, USO y FSIE) se hayan sentado para firmar el nuevo convenio colectivo, que no se había renovado desde del 2011 y que se venía negociando desde hacía dos años. Gracias a este nuevo convenio, el salario de las educadoras que trabajan en el sector privado pasa, a partir del 1 de junio, a 930 euros brutos al mes (30 euros más que el salario mínimo interprofesional), a partir de septiembre de 2020 el salario subirá un 2% y el de 2021 un 1%, hasta llegar a los 958 euros brutos al mes. Las maestras cobran más, pero la gran mayoría de contratos se hacen con la categoría de educadoras (y algunas como auxiliares, aún más bajo). En cuanto a las educadoras de escuelas públicas de gestión privada, pasan a cobrar 1.000 euros al mes (cobraban 901) y en 2021 llegarán a 1.122 euros al mes.
Todas estas profesionales llevaban siete años con los salarios congelados, y de ahí que CCOO, que tiene el 47% de la representatividad del sector (mientras que los tres sindicatos restantes suman el 53%), considerara que la subida propuesta por la patronal era del todo insuficiente. El mínimo aceptable, aseguraban, era un salario anual de 14.000 euros brutos, y que, a medio plazo, el convenio de educación infantil se equiparara con el de la enseñanza concertada, que tiene unas retribuciones más elevadas. En un comunicado hecho público ayer, el sindicato afirma que el convenio «condena a la precariedad a un colectivo duramente golpeado por la crisis» y «no soluciona ninguno de los múltiples problemas existentes y no prioriza el reconocimiento profesional de las tareas que vienen desarrollando las educadoras, la formación y responsabilidad de las que no se corresponde en absoluto con las retribuciones irrisorias que pasarán a percibir «.
ACADE, en cambio, se felicitaba ayer de la buena predisposición al diálogo de los otros sindicatos «para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras y garantizar la supervivencia de las escuelas», mientras calificaba la huelga de inoportuna e injustificada. «Debemos insistir en la difícil situación que atraviesa el sector de escuelas infantiles privadas. El cierre continuo de centros, las políticas de financiación de la gratuidad en este sector, el descenso de la natalidad, la extensión de aulas de 2-3 años en colegios públicos, son sólo algunos de los ejemplos de los problemas que afectan a este sector», decía la patronal en un comunicado.