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Algo menos de 72 horas ha sido el plazo desde que se supiera que la Comunidad de Madrid tenía intención de cerrar todos los centros educativos hasta que el cómputo de autonomías que van en la misma dirección ha alcanzado la cifra de siente.
Tres días, escasamente, en los que se han sucedido órdenes más o menos confusas o contradictorias para los docentes, en los que se an visto supermercados desabastecidos, tres días para que los claustros de las comunidades que ya han cerrado hayan intentado organizar el trabajo para los siguientes días (uso de plataformas, correo electrónico, grabación de clases en vídeo, uso del WhatsApp). Y siempre con la sensación vertiginosa de que no había manera de pararlo.
Para es lo que pretenden conseguir las diferentes administraciones, ya sean sanitarias o educativas, que los contagios continúen y los servicios hospitalarios y médicos queden desbordados y no puedan atender a la demanda de tanta persona contagiada. Tal vez ha faltado un poco más de coordinación, un poco más de información.
Las comunidades educativas de estas nuevas comunidades tienen, al menos, un fin de semana para organizar el trabajo, hablar con el alumnado y las familias y empezar a preparar el paso siguiente, es decir, intentar garantizar que el servicio educativo no desaparece durante dos o tres semanas. Cuando termine este periodo de «cuarentena escolar» habrá que ver si continúa o no pero, en cualquier caso, ya estará encima el periodo de la Semana Santa.
Según fuentes del Ministerio de Educación, a lo largo de la tarde informarán sobre las medidas que se quieren tomar para intentar organizar los últimos meses de curso escolar. Con siete autonomías cerradas, el retraso en la fecha de la EVAU parece más que necesario, obligado.
La reorganización de la última evaluación, o de los exámenes que se venían desarrollando en el mes de julio para evitar las recuperaciones de septiembre que, dadas las fechas podrían volver. Los periodos de matriculación en centros, etc.
Esta misma mañana desde la Federación de Enseñanza de CCOO se enviaba una carta a la ministra de Educación, Isabel Celaá, en la que le instaban a hacer una labor de coordinación con las comunidades autónomas en relación al impacto del coronavirus en el curso escolar. Antes de conocerse que el número de territorios que iban a ir a cierre aumentaría tanto y tan rápido.