Hablar de sustentabilidad y del cuidado hacia el medio ambiente, es un tema transversal y global, se vincula con el desarrollo económico y social de las naciones y nos concierne a todos independiente del lugar que habitemos, aunque es cierto que el cambio climático golpea a algunos países con mayor fuerza que a otros.
En el ámbito educativo desde hace un tiempo se visualiza la promoción del cuidado hacia el medio natural. Y ante la crisis ambiental son diversas las iniciativas que se llevan a cabo desde los centros educativos, pero ¿cuál es el sentido que se transmite con estas acciones a los niños y niñas? ¿De qué modo se vincula a la comunidad educativa con ellas? ¿Qué nos motiva realmente a favorecer en los niños una relación sustentable con el entorno? Hoy más que nunca es necesario reflexionar al respecto para conectar con el sentido de estas prácticas lo que favorecerá apropiarnos de valores ambientales y responsabilizarnos por nuestro planeta.
Al hablar de valores ambientales se alude a aquellas orientaciones que favorecen el respeto hacia la naturaleza y que propician en las personas un cambio efectivo en la forma de vincularse con el entorno, porque las conecta con un sentido ético que deja una impronta (Ministerio del Medio Ambiente, 2018). De este modo el objetivo de la educación ambiental no es sólo generar conocimiento respecto al medio ambiente, sino promover actitudes, sentido de responsabilidad e interés genuino hacia el cuidado del entorno y la búsqueda de soluciones a las problemáticas generadas por el cambio climático.
“Abordar la educación ambiental desde los valores permite cimentar en las personas un cambio real en su relación con el medio ambiente, al sintonizarse con el marco ético de cada uno, permitiendo de esta manera generar un cambio cultural en la sociedad que nos encaminará a avanzar como país hacia la sustentabilidad ambiental”. (Ministerio del Medio Ambiente, p.20, 2018).
Si bien, la crisis a la que nos vemos enfrentados es una problemática global, vemos que cada país responde con un distinto nivel de implicación; mientras España, por ejemplo, distingue a los centros educativos comprometidos con la sostenibilidad y se constituyen redes de intercambio, en Chile no se visualiza un trabajo mancomunado y las iniciativas que los establecimientos educativos llevan a cabo para promover la protección del medio ambiente, muchas veces no generan el impacto deseado. Entonces, ¿Qué se está haciendo mal?
El objetivo de la educación ambiental no es sólo generar conocimiento respecto al medio ambiente, sino promover actitudes, sentido de responsabilidad e interés genuino
El problema en Chile, claramente no es de los educadores o de las iniciativas que se implementan, es un tema de fondo que tiene muchas aristas: los intereses económicos de las grandes empresas, la sociedad de consumo en la que estamos inmersos, la falta de (in)formación en los ciudadanos. Incluso en términos de políticas sostenibles, aún queda mucho por realizar en el país. De este modo son diversos los componentes que se deben activar para promover el cuidado del medioambiente y se vinculan con distintas áreas: económica, social, política y educativa.
Adoptar buenas prácticas ambientales es ante todo un tema social, porque las creencias, la cultura y las condiciones de vida de la sociedad inciden en las prácticas ambientales (García y Restrepo, 2015), no obstante, puede y debe abordarse desde la educación.
Es por ello que resulta crucial generar conciencia desde las comunidades educativas e integrar en la formación de los niños y niñas una educación ambiental que favorezca la comprensión respecto a la importancia de aportar en el desarrollo de ambientes sostenibles (BCEP, 2018) que se traduzca en acciones concretas, cotidianas y con sentido, que trasciendan y constituyan una práctica sostenida en el tiempo.
Un primer paso para lograr estos objetivos es la concientización y la sensibilización medioambiental respecto al impacto de nuestras acciones en el entorno. Es preciso realizar mayores esfuerzos para informar y generar interés en el cuidado del medio, así como favorecer el desarrollo de habilidades para la resolución de problemas ambientales, ya que esto permite activar a la comunidad, incentivar la participación y promover un sentido de responsabilidad hacia el cuidado de la naturaleza.
En la promoción del cuidado hacia el entorno es clave la convicción y el compromiso. Respetar el entorno natural es más que hablar en torno al cuidado del agua o promover el reciclaje, es una forma de vida, un acto político, en el que, si bien se requieren cambios profundos, el mayor impacto para los niños y niñas, está en los pequeños detalles y en la coherencia entre el discurso y nuestras acciones, ya que, como adultos y educadores, somos referentes y modelos a seguir, es por ello, que el cambio debe comenzar ahora.
Bibliografía:
García, L. E. & Restrepo, A. C. (2015). Desarrollo humano y social en las prácticas ambientales de los graduados de la Maestría en Desarrollo Sostenible y Medio ambiente, Universidad de Manizales. Revista Virtual Universidad Católica del Norte, 44, 253-266. Recuperado de http://revistavirtual.ucn.edu.co/index.php/RevistaUCN/article/view/628/1163
Ministerio de Educación (2018). Bases Curriculares Educación Parvularia.
Ministerio del Medio Ambiente (2018). Guía de Educación Parvularia. Valorando y cuidando el medio ambiente desde la primera infancia. Recuperado de: https://mma.gob.cl/wp-content/uploads/2018/08/GUIA_Ed.-Parvularia_web.pdf