«La realidad de la pobreza infantil es sangrante». Así de crudo se mostró Ángel Conde, director general de Save the Children durante la presentación del último informe que la entidad ha publicado con los datos de una encuesta elaborada entre las personas usuarias en España de los servicios de la entidad.
El texto, que muestra la cruda realidad de más de 1.000 familias (con 2.440 menores al cargo), se suma al que hace unos días también hizo público Unicef sobre esta tremenda realidad que afecta a casi un tercio de las niñas, niños y adolescentes (NNA) de nuestro país.
La pobreza infantil desciende tímidamente y alcanza a 2.250.000 menores
Una realidad que, por supuesto, varía enormemente en función del territorio en el que se vive. Esto lo recogen ambas oenegés, como así también los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística.
Los porcentajes del mapa se refieren a la población que vive con menos del 60 % de la media del país, es decir, que viven en una situación de pobreza moderada. La división norte sur es clara para nuestro país, aunque un repaso rápido por las provincias devuelve una situación poco halagüeña en general. Solo dos están por debajo del 20 % de pobreza moderada entre la población menor de 18 años.
La tasa de pobreza infantil que maneja Unicef, un 28 %, coloca a España, según su informe Report Card 18 elaborado por su Oficina de Investigación, deja a nuestro país a la cola de los estados de la OCDE y la UE, entre los que ha elaborado dicho estudio.
Tanto Save the Children como Unicef aportan ideas al debate para revertir o paliar las situaciones que viven niñas y niños en nuestro país. Algunas de ellas son comunes, como la necesidad de aumentar la apuesta por la universalización de la primera etapa de educación infantil, el 0-3 años, como medida de conciliación para las familias, así como para mejorar la educación y socialización de niñas y niños.
Unicef habla de la necesidad de mejorar, sobre todo, el acceso a esta etapa para las criaturas de familias más desfavorecidas, que son las que menos acceso tienen. Al menos, así se desprende del estudio de Save the Children, que destaca que son precisamente estas personas las que menos acceso a esta etapa tienen.
Ambas oenegés mencionan la posibilidad de políticas sociales por vía de ayudas económicas, para las familias. Aunque con ciertos matices. Mientras Unicef defiende en su informe la necesidadad de aumentar la reducción fiscal de quienes tienen menores al cargo hasta hacerla universal y que haya un mínimo estatal para que haya una cierta igualdad mínima entre las comunidades autónomas, Save the Children, por boca de su director general, explicaba que el 60 % de las ayudas económicas que reciben las familias es por vía de deducciones fiscales, pero que estas benefician más a las rentas medias y altas y no tanto a las bajas. Esto es así porque estas, en muchos casos, «no tributan o generan una deuda tributaria tal que les impide acceder a las ayudas».
Las ayudas a través del mecanismo de la UE de la Garantía Infantil son otro de los focos de ambas organizaciones. Save the Children defiende que con este mecanismo puede apoyarse a esa universalización del 0-3 («este nivel es fundamental para niñas y niños de familias más vulnerables», explicaba Catalina Perazzo). Para Unicef, esta garantía, además, debería empujar para que la educación y las actividades escolares fueran gratuitas, así como para que hubiera una comida sana al día en el colegio. El mecanismo debería, efectivamente, para extender el servicio de comedor escolar y que se estableciese el umbral de la pobreza como mínimo para acceder a este servicio.
Las políticas de empleo que ayuden a paliar las altas tasas de paro del mercado laboral español, también impactan positivamente en la pobreza infantil. Gabriel González-Bueno, especialista de Unicef en políticas de infancia, asegura que cuando las tasas de desempleo aumentan, también lo hacen las de pobreza infantil. Y así es, a juzgar por el siguiente gráfico.
Aunque no es único motivo por el que, según este experto, las tasas de pobreza infantil se mantienen regulares a lo largo del tiempo. También está el hecho de tener «una protección social pequeña que no se ha focalizado en NNA y tiene otras prioridades: personas mayores, desempleo…», explica González-Bueno.
En este sentido, Ángel Conde aseguraba que «la pobreza requiere contundencia y ambición», máxime en un país con una «desatención crónica» que «invierte menos de la mitad de la media de la UE en políticas de infancia y familia». Por eso reclamaba hace unos días «ponernos al día» en relación a los países de nuestro entorno para, además, intentar hacer frente «al reto demográfico que tenemos».