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El arte de construir una opinión con las palabras exactas y con originalidad, en la que se pueda delatar la cultura y la capacidad intelectual de la persona, y a su vez, pueda reflejar lo informada y formada que está, al día de hoy es cada vez más difícil. Al tener acceso rápido a tanta información, se genera una lectura superficial, lo que repercute en la capacidad de generar un análisis profundo y de reflexión. Sumado a ello, no todos los que comunican son conscientes de la responsabilidad social que tienen, ya que el error que puedan llegar a generar es la falta de lógica, de ideas e, incluso, de significado, lo que se refleja en la expresión de la inteligencia en los diversos contextos en los que nos desarrollamos.
Gracias a la sobreexposición a contenidos que son superficiales, contradictorios e, incluso, en ocasiones manipulados, se confunde al leedor, a quien Pedro Salinas describe como aquella persona que lee sin provecho, a la que solo denota los significados superficiales y que no logra trascender a un nivel de profundidad del significado. De esta manera no nos acercamos al saber, al contrario se cae en la ignorancia, donde parece más importante el opinar sin fundamentos que el entender. El verdadero lector comprende lo que lee, hace de la lectura un proceso de una forma de conocimiento.
Lectura fragmentada
Dentro de la era digital un estilo de lectura que suele ser característico es la lectura fragmentada, en el que la información, como su nombre lo dice, se consume mediante “fragmentos” dispersos, por ende, no lineales. No quiere decir que sea una práctica que se tenga que abandonar en su totalidad, al contrario, se debe aprender a utilizarla de manera adecuada. A quienes desean buscar información de manera más precisa, este estilo les permite identificar de forma más rápida la información que puedan utilizar; logran priorizar los datos concretos del contenido, incluso suelen preferir que el texto sea corto, acompañado de elementos visuales como las imágenes y videos. Pero aquí donde radica una limitante, al no tener una lectura completa de los textos, hay una menor capacidad de procesamiento profundo de la información, con lo que se reduce la habilidad en que se puedan integrar los conocimientos y el desarrollo de argumentos sólidos.
Lo anterior genera que la información obtenida se vea afectada por una repetición vacía de datos, que pretende sustituir la reflexión, evitando el análisis y la formación de un juicio crítico. Incluso, Piaget, dentro de sus aportaciones a la educación y el pensamiento crítico, señalaba que desarrollar el criterio implica que la persona pueda verificar y no aceptar todo lo que se le ofrece, sino que investigue, se cuestione y verifique la información, fomentando así la autonomía intelectual. Por ello, debemos ir más allá de la mera reproducción y memorización de la información.
Impacto del pensamiento crítico
Para la construcción de un pensamiento crítico, se necesita que en dicho proceso se desarrollen las capacidades de analizar y evaluar. La información debe fomentar la reflexión y la identificación de diversas perspectivas de un mismo texto, de esta manera se pueden formular conclusiones basadas de la evidencia, y así evitar la repetición de la información, carente de un análisis profundo y superficial; generado mayormente por lecturas fragmentadas y descontextualizadas.
Cabe mencionar que una de las formas en que se puede desarrollar este tipo de pensamiento, es mediante la lectura, ya que esta estimula la habilidad del análisis, al igual que de la síntesis, la reflexión y el juicio de la validez de la información. Y no estamos hablando de una lectura del consumo inmediato de los contenidos a los que desgraciadamente estamos acostumbrados en redes sociales. Sino de una lectura profunda que implique una inmersión en su totalidad en los textos, donde la comprensión es completa y fortalece el cuestionamiento y el análisis del contenido. Por lo tanto, esto incita a que los juicios estén formados y que exista la capacidad de discernir entre diferentes puntos de vista. De esta manera, se estimula la capacidad de hacer inferencias, es decir, a realizar analogías entre diferentes elementos, con lo que se enriquece el conocimiento general y amplía el vocabulario.
El peligro de la opinión desde la ignorancia y el egocentrismo
La lectura fragmentada es una problemática profunda en la era digital puesto que contribuye a la formación de opiniones carentes de fundamentos y, por ende, de empatía. Este estilo de lectura consume datos que están aislados de un análisis profundo, de manera superficial, dificultando que la comprensión de los temas y textos conlleve a la elaboración de opiniones basadas en una descontextualización de únicamente fragmentos. Es aquí cuando la falta de información completa y las conclusiones erróneas llevan a los usuarios a la ignorancia, la cual no siempre es evidente, ya que en ocasiones se puede disfrazar con seguridad, pero esta es infundada.
Aunado a esto, hay una limitación de la capacidad de comprensión y de la valoración de los puntos de vista ajenos, ya que lo que se genera es únicamente la repetición de la información más conveniente para el usuario, lo cual perjudica la valoración de perspectivas distintas. Por lo tanto, esta actitud se ve reforzada por la lectura fragmentada, donde el egocentrismo, entendido como la incapacidad de considerar otras perspectivas, impide la reflexión profunda tanto en el mundo de los textos como en la vida cotidiana.
Aunado a esto, existe una limitada capacidad de comprender y valorar los puntos de vista de los demás,ya que el usuario tiende a repetir solo la informacion que le resulta más conveniente. Esto dificulta la apreciación de perspectivas diferentes. Esta actitud se ve aun más reforzada por una lectura fragmentada, en la que el egocentrismo -entendido como dificultad para considerar otras visiones- impide una reflexión profunda, tanto de los textos como en la vida cotidiana.
En consecuencia, la lectura fragmentada, al centrarse en “fragmentos” aislados, pierde la complejidad argumentativa y la riqueza de la interpretación que un texto puede incitar. Y esta misma superficialidad hace que las opiniones sean poco fundamentadas y el egocentrismo cognitivo se refuerce. Esto es asi porque quienes se forman estas opiniones, aunque sea sobre informacion mal comprendida o incompleta, consideran que tiene el mismo grado de validez y peso que un juicio informado. Esto dificulta la oportunidad del diálogo civilizado; también puede considerarse como una promoción de una actitud cerrada hacia el aprendizaje. .
Recomendaciones
Para fomentar una cultura de la lectura profunda y crítica, se requiere contrarrestar los efectos de la lectura fragmentada y la construcción de las opiniones sin profundidad. Para ello hay que atacar directamente las causas del problema, es decir, la superficialidad, la falta de análisis, el ego en la opinión y también el consumo irreflexivo que existe de la información. Esto puede hacerse tomando las siguientes acciones:
- Fomento de la lectura profunda. Implica una comprensión real, en la que el análisis sea crítico, y evite la superficialidad en las opiniones.
- Cuestionamiento y veracidad de la información. -No debe aceptarse todo lo que uno encuentra ya sea por la lectura o la escucha. Hay que evitar la desinformación, que, a su vez, fortalece el juicio propio.
- Incitar el desarrollo del pensamiento crítico en la educación. En el proceso de enseñanza, se debe promover el análisis, cuestionamiento y la argumentación con evidencias y lógica, para lograr formar ciudadanos informados.
- Valorar la comprensión sobre el deseo de tener la razón. Combatir el egocentrismo cognitivo y abrir la oportunidad de un aprendizaje significativo.
Es así que mediante este tipo de acciones se pueden enfrentar los efectos negativos de la lectura fragmentada y la opinión sin fundamento. Solo de esta manera se podrán formar opiniones sólidas, la apertura al diálogo y la construcción de una sociedad cuyas bases conlleven la reflexión y consciencia.