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Las situaciones de aprendizaje definen el nuevo sistema de programación curricular. Una situación de aprendizaje es, en esencia, la planificación de un conjunto de actividades secuenciadas alrededor de un problema al que el alumnado debe dar respuesta. Por entendernos, la ‘unidad didáctica’ de antes experimenta una modificación de peso: la situación de aprendizaje integra la perspectiva competencial. Esto implica, de manera determinante, que las técnicas empleadas en el aula deben permitir desarrollar competencias y que, al terminar una situación de aprendizaje, el alumnado debe poder aplicar todo lo aprendido en un producto final (o actividad de cierre), demostrando que maneja dichas competencias. Las unidades didácticas no tenían esta exigencia de actuación, podían consistir en un mero volcado de contenidos en el aula para su aprendizaje y memorización. En una situación de aprendizaje lo importante es el desarrollo competencial y los saberes básicos (los contenidos) están al servicio de este desarrollo, no son un fin en sí mismo.
La mirada competencial determina la estructura principal del diseño de una situación de aprendizaje, que se podría resumir así: se inicia con el planteamiento de un reto a abordar, después se movilizan saberes básicos durante varias sesiones de conceptualización, donde lo curricular adquiere un peso clave, y concluye con un producto final claramente competencial, que responde al reto planteado al inicio.
Bajo este prisma, la perspectiva ecosocial encuentra un camino mucho más sencillo para llegar a las aulas. Si desde las situaciones de aprendizaje vamos a dar respuesta activa a retos de nuestro entorno, ¿por qué no hacerlo sobre temáticas ecosociales y a través de enfoques metodológicos ecosociales? ¿Por qué no integrar los aprendizajes ecosociales en dichos retos?
En ese cruce de caminos, lo ecosocial y la lógica de la nueva estructura curricular se entienden a la perfección. Además, se ve reforzado por lo que define la Lomloe en el perfil de salida del alumnado cuando describe una serie de desafíos del siglo XXI a los que se debe dar respuesta desarrollando las competencias clave. Esos desafíos potencian la integración de la mirada ecosocial en los diseños curriculares por su relación directa con el análisis del contexto actual de crisis multidimensional, y la búsqueda de dar una respuesta urgente a través de la perspectiva competencial. De este modo, las temáticas, los aprendizajes y los enfoques metodológicos ecosociales llegan a los últimos niveles de concreción curricular a través de las situaciones de aprendizajes.
¿Cómo podemos diseñar situaciones de aprendizaje para integrar la mirada ecosocial y competencial en el aula?
Sugiero la siguiente secuencia para realizar el diseño:
1. Escoger la temática ecosocial
Antes de diseñar una situación de aprendizaje, se debe saber sobre qué tema va a tratar. Las situaciones de aprendizaje plantean desafíos ante los cuales el alumnado moviliza y articula saberes, recursos y destrezas para darles respuesta. Estos retos pueden estar inspirados en cualquier tema o ámbito, pero la Lomloe promueve que se inspiren en asuntos de interés público relacionadas con la sostenibilidad ambiental, la convivencia democrática, la participación ciudadana, la igualdad de género y la justicia social. Es decir, que estén inspiradas en el diagnóstico definido en el perfil de salida, la piedra angular de toda la estructura curricular.
Si se opta por escoger una temática de carácter ecosocial, la situación de aprendizaje estará perfectamente en sintonía con el perfil de salida, será más fácil que tenga un enfoque competencial y situará en el centro del diseño la praxis del cambio social, en relación con la sostenibilidad, la justicia y la democracia.
2. Elegir las competencias específicas y los aprendizajes ecosociales
El siguiente paso es elegir las competencias específicas que vamos a trabajar según el tema que queremos atender en nuestra situación de aprendizaje. Otra forma de verlo es pensar qué destrezas va a desarrollar el alumnado para abordar el reto. Partir de aquí, y no de los saberes básicos ni de los objetivos competenciales (indicados más adelante), ayuda a potenciar la perspectiva competencial de la situación de aprendizaje.
Los aprendizajes ecosociales que proponemos desde FUHEM tienen un nivel de generalidad similar al de las competencias específicas y componen un área/materia ecosocial que debe ser transversalizada junto al resto. De este modo, una vez elegidas las competencias específicas, se tienen que escoger también los aprendizajes ecosociales que se van a abordar en la situación de aprendizaje.
3. Elección de los criterios de evaluación
La Lomloe propone una serie de criterios de evaluación para cada una de las competencias específicas. Tendríamos que optar por los que consideremos más adecuados realizando modificaciones en su redacción si fuese necesario. El mismo ejercicio habría que realizarlo con los aprendizajes ecosociales. Esto es importante, ya que lo ecosocial también debe ser evaluado, pues en caso contrario se le restaría parte de la importancia central que debe tener en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
4. Elección de los saberes básicos.
A continuación, debemos seleccionar los saberes básicos que se van a movilizar para dar respuesta al tema. Se debe tener en cuenta, tal y como dice la Lomloe, que algunos saberes básicos son de carácter transversal y esto favorece que se pueda enlazar la situación de aprendizaje con distintas áreas o materias. Los saberes permiten concretar las competencias específicas, aprendizajes ecosociales y criterios de evaluación elegidos a las características y nivel madurativo del alumnado.
5. Objetivos competenciales
Solo queda un paso en lo concerniente a la definición más curricular de la situación de aprendizaje: formular los objetivos competenciales. Estos objetivos son los objetivos de aprendizaje concretos de la situación de aprendizaje que se van a abordar y que permiten trabajar aspectos concretos de las competencias y de los aprendizajes ecosociales.
6. Reto o retos de la situación de aprendizaje.
Una situación de aprendizaje puede estar compuesta por uno, dos o más retos que tendrá que afrontar el alumnado para acabar ofreciendo una respuesta al tema abordado.
El último paso supone desglosar la situación de aprendizaje en el reto (o retos) con los que se va a abordar el tema escogido y se desarrollarán las competencias específicas y los aprendizajes ecosociales. Esto ayudará a definir el producto final y la narrativa de la situación de aprendizaje, y, posteriormente, a diseñar la secuenciación didáctica y precisar el conjunto de tareas y métodos que se van a emplear durante las sesiones.
Con la intención de encontrar las ventanas, las grietas o quizás las rendijas curriculares donde integrar el paradigma ecosocial en las aulas, las situaciones de aprendizaje suponen una oportunidad para poner en el centro del aprendizaje escolar la importancia de construir sociedades más justas, democráticas y sostenibles.