El 22 de abril me llegó un correo electrónico de la Universidad de León, como al resto de todo el personal y alumnado de esta universidad. Con el título Concurso «Defensa y yo 4.0». Cátedra Almirante Bonifaz, informaba que la Cátedra Extraordinaria de Seguridad y Defensa “Cátedra Almirante Bonifaz” de la Universidad de León participaba nuevamente, junto con la Embajada de Estados Unidos, en el proyecto «Defensa y yo» que pretende divulgar la “cultura de defensa y seguridad” entre los jóvenes en un acto en el Salón de Grados de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Para ello, continuaba exponiendo el correo mandado por el rectorado de la Universidad, “premiará con un viaje a la OTAN y Bruselas con personal de la Embajada USA” al mejor trabajo presentado por un alumno de la Universidad de León.
Ha sido noticia nacional porque un grupo de alumnos y alumnas de la Universidad de León se levantaron y se fueron de la charla impartida por el coronel del Ejército de Tierra Ignacio Fuente Cobo y el consejero para la Diplomacia Pública en la Embajada de Estados Unidos en España Jon E. Piechowski. «En nombre de los estudiantes de la Universidad de León queremos manifestar nuestra total repulsa a que por parte de la Universidad nos hayan convocado, a través del correo electrónico, enviado a todos y cada uno de los alumnos a participar en la conferencia Defensa y Yo», han explicado los alumnos que se levantaron indignados de sus asientos y se fueron del acto explicando que «no queremos asesinos imperialistas en la Universidad», «los estudiantes decimos no a la OTAN» y «Palestina libre».
En la charla se remarcó que se «debía intervenir activamente en la guerra de Ucrania», «se justificaron los crímenes de lesa humanidad que se están cometiendo en Gaza, haciendo una defensa proactiva de Israel», han explicado estudiantes que se quedaron. El ponente de la Embajada de Estados Unidos fue más allá y «señaló como nuestro principal enemigo a China y sugirió que había que aprovechar el conflicto en Taiwán para llegar a una confrontación con China».
El alumnado ha denunciado que «nos parece que es completamente amoral e irregular que la Universidad ampare estos discursos belicistas, con un absoluto desprecio a los Derechos Humanos, teniendo en cuenta el ámbito de respeto, libertad y paz que debe imperar en un ámbito educativo». Incluso la propia Universidad ha reconocido que el ponente de la Embajada de Estados Unidos apeló a una «militarización», diciendo que «es importante que coincidiendo este año con el acto de conmemoración del 75 aniversario del establecimiento de la OTAN, todos los países vean la necesidad de aportar recursos en Defensa».
Mientras, vemos cómo en Estados Unidos ha surgido una movilización, que nos recuerda a la que sucedió contra la guerra de Vietnam, oponiéndose al genocidio que el régimen Israelí está perpetrando impunemente, con el apoyo explícito de Estados Unidos, la OTAN y el silencio cómplice de buena parte de la comunidad internacional. Al igual que está sucediendo en las universidades de Francia o de Alemania.
En España también los estudiantes acampan en la Universidad de Valencia, sumándose así a la creciente movilización global en campus universitarios de distintos continentes en solidaridad con el pueblo palestino. Reclaman paralizar acuerdos con empresas israelíes y convocan a la comunidad universitaria de todo el Estado y a la sociedad a sumarse a las acciones de protesta para contribuir a poner fin al genocidio que perpetra el régimen de Israel en Gaza y establecer una solución justa y pacífica.
Pero, los campus norteamericanos donde los estudiantes se manifiestan pacíficamente contra este nuevo Holocausto están siendo desalojados violentamente, así como las universidades de Francia o Alemania. Alumnado y profesorado violentamente han sido detenidos en Yale y en la Universidad de Nueva York durante las protestas estudiantiles propalestinas. Las autoridades se movilizan para disolver campamentos en otros campus estadounidenses, mientras la Universidad de Columbia cancela las clases presenciales.
La Red Universitaria por Palestina, que agrupa a 43 universidades públicas del Estado, tras el acto realizado con la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los Derechos Humanos en el Territorio Palestino Ocupado desde 1967, en el que ésta se dirigió a la comunidad universitaria a través de una conexión simultánea con 55 salas de las diferentes universidades, donde explicó su informe Anatomía de un genocidio, ha enviado una carta a todos los rectorados de las Universidades del Estado español, a la CRUE y al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
En esa carta se les exige una condena clara y explícita contra la destrucción deliberada de las universidades palestinas en la franja de Gaza y los ataques a profesorado, estudiantes y personal universitario llevados a cabo por Israel; una exigencia de alto el fuego inmediato y permanente que permita todas las intervenciones humanitarias necesarias en la franja de Gaza; la dotación de recursos económicos para la recepción y protección de estudiantes y personal académico en Palestina, actualmente en situación de riesgo, y para la participación en la reconstrucción de las universidades de Gaza, así como la adopción de medidas por parte de las universidades españolas para contribuir a la recuperación de sus centros y programas de enseñanza. Y, finalmente, evitar cualquier fórmula de colaboración con las universidades israelíes, empresas y centros asociados, y la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel por parte del Gobierno de España, la detención y el bloqueo inmediato por el Gobierno de España de todo suministro de armas a Israel y la rescisión de todas sus relaciones comerciales.
A lo cual añade el colectivo de profesorado universitario Uni-Digna, la exigencia de la liberación de todos los miles de rehenes y prisioneros palestinos secuestrados y encarcelados todos estos años así como de los israelíes secuestrados, la interposición de una fuerza internacional para la restauración de todo lo destruido y la reparación de todo lo expoliado en estos años y la creación de un Estado único laico y democrático en el territorio israelí y palestino.
Así como la apertura de unos nuevos “juicios de Núremberg” para sancionar las responsabilidades de dirigentes, funcionarios, militares y colaboradores del régimen sionista de Benjamín Netanyahu en los diferentes crímenes y abusos contra la humanidad cometidos durante la ocupación y apartheid palestino, y especialmente el genocidio y la “solución final” aplicada con total impunidad y el silencio cómplice de la autodenominada “comunidad internacional”.
La pregunta que nos hacemos desde la comunidad universitaria sigue siendo cómo es posible que nuestras autoridades universitarias y ministeriales sigan manteniendo su silencio cómplice con el atroz genocidio. Cómo es posible que admitan y mantengan cátedras de guerra y fomenten formación bélica en las universidades. Cómo es posible que no haya una normativa estatal, autonómica y universitaria que obligue a todas las universidades a educar, formar e investigar para la paz y contra los genocidios, tal como establecen los derechos humanos y los tratados internacionales.
Mi especial reconocimiento al alumnado de la Universidad de León que se levantó de esa charla belicista y señaló el elefante en la habitación, así como al alumnado y profesorado que acampa en la Universidad de Valencia para parar el genocidio y a la Red Universitaria por Palestina y Uni-Digna de profesorado universitario que luchan por unas universidades por la paz.