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CCOO se ha tomado el tiempo de revisar los datos de abandono escolar temprano (AET) desde 1992 hasta 2016 que han sido publicados por la Encuesta de Población Activa. Un porcentaje de chicas y chicos que han dejado los estudios después de terminar la secundaria obligatoria, llegados a las 16 años, y han decidido no continuar ni en Bachillerato ni en FP de grado medio.
Este es uno de los problemas fundamentales del sistema educativo. Sobre todo en lo referente a las pocas personas que entran en grado medio. De los que no abandonan la mayor parte pasa al Bachillerato y de ahí pasan a la Universidad o la FP de grado superior.
El caso es que en los últimos años, desde 2008 y gracias a la crisis, los datos de AET que habían empeorado tanto en los años de bonanza, se han recuperado a marchas forzadas. Entre las causas, claro, la falta de oportunidades laborales en un mercado de trabajo virtualmente desaparecido y que se ha cebado en los jóvenes, sobre todo en aquellos sin cualificación.
El sindicato advierte, eso sí, que es necesario hacer algunas políticas educativas concretas ante la posibilidad de que una mejoría en el sistema productivo y en la economía supusiera una nueva huida de jóvenes hacia el mercado laboral.
Políticas relacionadas con una mayor flexibilidad del sistema educativo que no cerrase puertas a chicos y chicas en itinerarios sin salida, o que adecuase la FP a las necesidades de quienes abandonaron, con unas enseñanzas eminentemente prácticas, así como la posibilidad del reconocimiento de las competencias que pudiese haber adquirido en el mercado laboral.
Por supuesto, CCOO reclama la reversión de los recortes, el acercamiento a la inversión media de los países de la UE y no al revés como ocurre desde antes de 2012 así como mejoras en la coordinación de las políticas de las diferentes administraciones territoriales, más políticas sociales más allá de lo escolar o una mejora de la relación de la escuela y las familias.
Más plazas de FP y que esta generalizase su presencia en los institutos públicos sería uno de los puntos fuertes para intentar aumentar la matrícula en esta etapa y que chicos y chicas no abandonase después de conseguir el título de ESO. También, un aumento de plazas que garantizase la universalización de la educación hasta los 18 años, no su obligatoriedad, pero sí la posibilidad de que si se quiere seguir estudiando sea posible al haber plazas suficientes.
El sindicato, sobre los datos de la Encuesta de Población Activa calcula que si el puesto escolar de un alumno tiene un coste medio de unos 5.100 euros al año y con unos 680.000 jóvenes de entre 18 y 24 años en situación de abandono escolar temprano, al año podría suponer un gasto de unos 3.500 millones de euros conseguir atraerlos a las aulas. Con unos 7.000 millones todos aquellos que teniendo la ESO y no habiendo seguido en los estudios, podían alcanzar un título de educación postobligatoria.
Durante la presentación del informe, Francisco García, secretario general de Enseñanza, ha señalado como otras posibilidades que han salido a la luz en la Comisión del pacto educativo, pasaban por la eliminación del título de ESO.
En cualquier caso, García fue contundente. No habrá pacto o acuerdo educativo si no hay en él un plan integral para la eliminación del abandono escolar temprano. Así lo reclama el sindicato.
Comunidades autónomas
Claro está que no todas las autonomías han tenido los mismos resultados, no todas venían del mismo lugar. Pero sí han tenido todas la misma progresión durante estos 25 años. La bajada del abandono temprano ha sido muy notable en todas ellas. Ahora, contando con el horizonte europeo de la estrategia 2020, la desigualdad regional es patente. A dos años y medio de llegar a esta meta, no todas están tan cerca de tener un porcentaje del 15% de AET, límite excepcional fijado para España dados los malos datos de partida (por encima del 30% cuanto se fijó el límite para 2020).
Cantabria y Euskadi ya están por debajo del objetivo europeo para el resto de la UE, que era el 10%. 8,6 y 7,9% respectivamente. Por encima de ellas, Madrid y Navarra, ambas por debajo del 15%; 14,6 la primera y 13,4 la segunda. La comunidad Foral ha empeorado los datos de 2015 a 2016, cuando estaba en 10,8%.
El resto del país se encuentra por encima del 20% de abandono escolar temprano, aunque en este sentido, también hay grandes diferencias entre zonas del país.
La media del Estado se encuentra en 18,9% de AET. Alrededor de ese porcentaje se encuentra la mayor parte de las comunidades autónomas. Galicia (15,2%) y Asturias (16,6%) muy cerca del 15%.La Rioja (17,8%), Cataluña (18%), Castilla y León (17,3%) por encima del 15% y, después, y ya pegando al 20%, Aragón (19,1%), Canarias (18,9%), Extremadura (20,4%) o Valencia (20,2%).
La tendencia general es de bajada, aunque hay algunas autonomías que prácticamente están en el mismo nivel del año anterior e, incluso, hay algunas que han sufrido subidas de esta tasa, algunas bastante. Las que han empeorado, según los datos recogidos por CCOO, han sido: Castilla y León, Castilla-La Mancha, Baleares, Murcia y Navarra. Asegura el sindicato que estas subidas son más menos comprensibles porque la EPA es una encuesta muestral y puede sufrir estas alteraciones.
Las causas
El sindicato asegura que las causas de la bajada de los últimos años de esta tasa se encuentran en la necesidad de las y los jóvenes de volver al sistema educativo después de unos años en los que fueron atraídos por un mercado laboral no cualificado en el que abundaba el dinero. Una vez que estalló la burbuja inmobiliaria, la mayoría de estos jóvenes perdió el empleo rápidamente. Con el tiempo la única salida ha sido volver a estudiar para refugiarse de ese mercado laboral y para mejorar su cualificación con la vista puesta en la búsqueda de empleo.
Autores como Mariano Fernández Enguita ya apuntaron algunas de las causas de la desafección de estos jóvenes. Relacionadas, eso sí, con un sistema educativo que les ofrecía pocos alicientes para sus intereses y, además, frente a un mercado de trabajo que podía absorber a una gran cantidad de ellos sin necesidad de que tuvieran titulación alguna.
Otras causas tendrían que ver también con la socialización de chicas y chicos. Miguel Recio, encargado de la elaboración del informe, explicó que aunque no han desagregado los datos por sexo existe una diferencia clara entre chicos y chicas a lo largo de la serie. El 22,7% de los chicos abandonan frente al 15,1% de ellas. Es verdad que desde 2002 ellos han mejorado más su dato, aunque también es cierto que tenían más margen de maniobra. En relación a esto, para Recio los chicos tienen menos aguante para los estudios, soportan la rigidez de peor forma