Un manifiesto digital, pero no el primero
Somos conscientes de que no somos los primeros que sueñan el futuro digital en forma de manifiesto y por eso hemos procurado reunir los manifiestos de educación para inspirarnos. En una búsqueda amplia, hemos revisado propuestas de diversos ámbitos. Explicar todas necesitaría otro artículo entero, así que, destacamos las propuestas que más nos han inspirado para crear este Manifiesto por una Cultura Digital.
Nos han gustado el tono inclusivo y transformador de Colectic (antes conocidos como TEB Raval). Sobre todo la capacidad de crear espacios de aprendizaje de las tecnologías vinculadas a un propósito, combinándolas como herramientas de transformación social. En este sentido, es inspirador revisar la Guía de Alfabetización Digital Crítica (Colectivo ondulado) y compartimos la llamada a crear una cultura digital crítica y comprensiva con el contexto que nos rodea. Esto significa aprender a utilizar las nuevas herramientas más allá de su parte instrumental. La tecnología nunca es neutra, y aquí nos encontramos con la gran pregunta: «para qué» o «para qué lo queremos». Porque como dice el manifiesto digital de Die Spektrum y su manifiesto Contra los Ciudadanos programados, incluso las sociedades pluralistas pueden llegar a ser leviatanes digitales.
De la mano de TricLab hemos visto la importancia de disponer de metodologías para educarnos sobre cómo comunicar en entornos digitales. Y en este sentido, como que la red está inundada de trolls y discursos odio, recuperamos también el Manifiesto por la Comunicación no Hostil, donde nos recuerdan que lo virtual también es real, que las discusiones deben ser desde el respeto o que a veces el silencio también es una opción. Y a veces, la mejor forma de comunicar.
Y como no, nos encanta el aprendizaje dinámico y transmedia y que entendemos que debería reflejarse en las escuelas y los sistemas educativos al completo. Así de claro lo ven los firmantes del Manifiesto 15, muy enfocados al aprendizaje en evolución. También queremos destacar la experiencia de Wyred, un proyecto con financiación europea en la que los propios niños y jóvenes participan en la redacción de los propios derechos digitales, invitándoles a sentarse en la mesa de los expertos. Nos ha llamado la atención también Heutagogia, presente sobre todo en el APRENDIZAJE online, donde el aprendizaje es el centro y el propio ritmo y la curiosidad son el motor. Combinado con las herramientas para generar contenidos por parte de los propios alumnos permite formar en la adaptabilidad a un futuro incierto más que en los contenidos caducos.
Y por último, queríamos incorporar una mirada más filosófica. Entre el desarrollo tecnológico hemos encontrado buenas trazas de reflexión humanista y de debates éticos. Por ejemplo, de la mano del Instituto ITED nos confirma que ser digitales es pensar más que nunca en las personas y en su potencial. O los amigos de Time Well Spent, donde en lugar de hablar de adicción, lo que quieren es que recuperamos la autonomía y la decisión sobre qué tiempo dedicamos a qué y dónde ponemos nuestra atención. En cierto modo, una vez sabemos que las pantallas están diseñadas para llamarnos la atención constantemente. Como antídoto a esta «crisis de atención» crean un movimiento para alinear la capacidad tecnológica con los intereses y las necesidades humanas.
Con todo esto y siguiendo de cerca la actualidad digital en la prensa, hemos puesto las primeras piedras (ni las únicas ni las mejores) para este debate que encontramos tan urgente como necesario en torno al humanismo digital. Y estamos dispuestos a deconstruir en cualquier momento, al igual que hicieron los de ConventMaker en buena compañía con el Manifiesto Maker. Porque no queremos presentar una solución mágica, lo que queremos es plantar semillas para el debate.
Un manifiesto a tu medida
El manifiesto por una cultura digital es una declaración hecha desde la fascinación por lo que las tecnologías pueden ser, desde una mirada integral, crítica, positiva y propositiva. La perspectiva es ampliamente social, más allá de los entornos estrictamente educativos. Así, presentamos 10 principios o ejes que nos han parecido importantes, abordando temas desde derechos humanos a cultura digital, pasando por datos abiertas y la responsabilidad de las empresas tecnológicas. La voluntad es aportar otra mirada, más amplia, más interrelacionada sobre el fenómeno digital, y los efectos sobre nuestras vidas individuales y colectivas. Por eso, cada punto es en realidad un eje, una preocupación o un tema que creemos importante dentro de este universo de la digitalidad.
Nuestro sueño es que este manifiesto esté vivo, sea dinámico y adaptable. Al igual que internet. Porque este no es el «nuestro» manifiesto. Es la versión 0, una propuesta beta que queremos ofrecerle para que hablemos, porque la debatimos, porque la mejoramos y la refinamos entre todos. Que el hacemos evolucionar según aparecen nuevos retos y necesidades. También nos encantaría ver cómo se lo apropiado y la discuta en sus centros, sus hogares, sus familias o sus clubes deportivos. Insistimos: lo que queremos es que se hable, se debata, se reflexione, pero sobre todo, que nos apropiemos de nuestro presente para construir el futuro.
Aquí está la cuestión: quedarnos como consumidores pasivos o reivindicar la ciudadanía digital, con el derecho a participar y transformar la sociedad, aprovechando las herramientas que tenemos al alcance para aprender y construir juntos un futuro más digital, inclusivo, responsable y donde las oportunidades superen los riesgos. ¿Empezamos?