Multitudes bailando samba, maracatú y muchos otros ritmos caracterizan el Carnaval de Brasil que se celebra durante todo mes de febrero. Entre la muchedumbre, las danzas y el colorido, también decenas de niños, niñas, jóvenes y adolescentes desfilaron por las calles brasileñas con otro objetivo, más allá de pasarlo bien: auto-reivindicarse.
La ciudad de São Vicente, ubicada en el litoral del país, a poco más de 70 km de São Paulo, y conocida por ser la más antigua fundada por los portugueses durante la colonización, el Movimiento Social EURECA organizó por 14ª ocasión un desfile carnavalesco en el que las diferentes comparsas compartieron un objetivo común: defender los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
EURECA, que en portugués significa “Eu Reconheço o Estatuto da Criança e do Adolescente (“Yo Reconozco el Estatuto del Niño y del Adolescente”), en referencia a una ley brasileña que protege una serie de derechos básicos de los menores de edad, propone que, a través del baile, la fiesta y la cultura, se escuche la voz de los más pequeños y jóvenes para intentar construir un mundo menos adultocéntrico. El movimiento defiende un rol activo de los menores, entendiéndolos como sujetos empoderados, productores de cultura, con capacidad crítica y un papel fundamental en la construcción de la ciudad. Por eso, llama a los adultos a acompañar, apoyar y respetar sus decisiones e insta a los responsables políticos a otorgarles más voz y a aprender a escucharlos.
João Carlos Guilhermino da Franca, coordinador del Instituto Camará Calunga, organismo a cargo del desfile en la ciudad, explica que el colectivo apuesta por abandonar los patrones tradicionales de las manifestaciones políticas y sociales para promover dinámicas mucho más lúdicas como forma de denuncia y resistencia de las violaciones de derechos que viven miles de niñas, niños y jóvenes del país. “El objetivo es ir a las calles y hablar sobre lo que se cree, y sumar a personas y grupos que defiendan otra forma de ver la niñez”, destaca.
Entre las reivindicaciones de las comparsas de EURECA que se exhibieron en el Carnaval de São Vicente se hicieron presentes, también, el feminismo, el antirracismo o la lucha por los derechos de la diversidad sexual. Bajo la consigna “Yo soy porque ellas fueron”, un grupo de niñas homenajeó a 23 mujeres conocidas como las “Heroínas Negras” porque protagonizaron en diferentes momentos de la historia y estados del país distintas luchas a favor de los derechos de las mujeres, desde el abolicionismo de la esclavitud hasta la entrada al Congreso de la primera diputada negra. Otros nombres que no pasaron desapercibidos en el pasacalle fueron los de Marielle Franco, la concejala y activista feminista de Río de Janeiro que fue asesinada a balazos hace un año y cuya muerte aún sigue impune; y Dandara, lideresa de un grupo de resistencia de esclavas durante la colonización portuguesa.
Nacido en la cuna del sindicalismo
El Movimiento EURECA nació en los años 90 en la ciudad de São Bernardo do Campo, conocida por ser la cuna del movimiento sindical que erigió al expresidente del Partido de los Trabajadores (PT), Lula da Silva. Su nacimiento surgió de la mano del Projeto Meninos e Meninas de Rua (Proyecto Niños y Niñas de la Calle), una organización nacional que ocupó el espacio público para dar voz a niñas, niños y jóvenes que viven y trabajan en las calles de Brasil.
A partir de 2006, gracias al apoyo de instituciones como el Instituto Camará Calunga, el Concejo Municipal de los Derechos de los Niños y Adolescentes (CMDCA, por su sigla en portugués) o varios organismos de la red de protección social, EURECA pasó a hacer sus desfiles en São Vicente. También hay que destacar la participación activa de entidades sociales de otras ciudades del litoral del sureste brasileño, como Santos o Guarujá, además de São Paulo y São Bernardo do Campo.