Hombre de Estado. Tal vez sea la expresión más utilizada durante el fin de semana de despedida de Alfredo Pérez Rubalcaba. En cualquier caso, miles de personas se despidieron el pasado sábado del exministro de Educación padre, aunque no en solitario, de la LOGSE.
A los 67 años falleció el ex secretario general del Partido Socialista y exvicepresidente del Gobierno tras sufrir un ictus. Su muerte era conocida a primera hora de la tarde del viernes.
Por un momento la crispación entre los partidos políticos aumentada por la campaña electoral quedó en un segundo plano para que se sucedieran durante horas los homenajes de unos y otros por el hombre que tanto protagonismo tuvo en el final de ETA.
Rubalcaba y la educación
Hace algunos años, Rubalcaba, fuera de la responsabilidad directa sobre lo educativo lanzó la idea de la necesidad de crear un ‘MIR docente’ que transformara la formación inicial del profesorado para hacerla tan exigente como en el caso de quienes se dedican a la medicina. Desde entonces han sido pocos quienes no han hablado de esta idea.
Su preocupación por lo educativo como elemento clave para la mejora de las condiciones de vida de las personas ha sido seña de la casa. Prueba fueron sus numerosas responsabilidades dentro del Gobierno así como su papel en la redacción y aprobación de la LOGSE, tal vez la ley educativa, y polémica, de la democracia. La ley educativa socialista por antonomasia.
Pero no solo. Seguramente, lo más destacado en este sentido fue su vuela a las aulas de la universidad en 2014. Tras una corta temporada reciclándose, volvió a impartir clases de Química Orgánica. Prueba de su calidad docente fue la visita de algunos de sus estudiantes universitarios a la capilla ardiente instalada en el Congreso de los Diputados durante el fin de semana.
Desde 1986 ya comenzaron sus responsabilidades en el Ministerio de Educación como secretario general de Educación hasta el 88, año en el que fue nombrado secretario de Estado de Educación durante los cuatro años siguientes. Finalmente, en 1992 fue nombrado ministro de Educación Ciencia. Más tarde, en 2006, tuvo un papel muy destacado en la negociación parlamentaria de la LOE aprobada ese mismo año con el consenso de todos los partidos menos el PP, además de con el beneplácito de buena parte de la comunidad educativa.