En la Comunidad de Madrid la escuela pública lleva sufriendo años de recortes, asfixiada por más de veinte años de políticas neoliberales cuyo punto de mira ha sido enriquecer a los más poderosos a costa de la venta ambulante de los derechos y las libertades de la ciudadanía madrileña.
El Gobierno regional se ha posicionado claramente ante un modelo educativo segregador y elitista que desprecia la equidad y la igualdad de oportunidades, un modelo que hace negocio de la educación y deja vendidos a los más vulnerables metiéndoles, en todo caso, en el saco de la beneficiencia.
La escuela pública necesita un cambio urgente, es necesario revertir los recortes realizados durante más de veinte años que tanto daño han hecho en la red pública. Debemos entender que la escuela pública es el eje vertebrador de nuestra sociedad, es la herramienta que tienen los ciudadanos y ciudadanas para poder acceder al conocimiento y, con ello, la posibilidad de evolucionar y mejorar su estatus social, personal y emocional. Para muchos niños, niñas y jóvenes los centros educativos son un referente en la vida. Como lo ha sido para muchos de nosotros: un referente transformador.
En Madrid llevamos décadas echando en falta políticas que trabajen con una mirada puesta en la infancia y la adolescencia. La Comunidad no ha mirado hacia la Cañada Real, donde más de 1.700 niños y niñas llevan más de medio año sin luz; ofreció a los menores más vulnerables en pleno confinamiento pizzas y sandwiches para alimentarse, actitudes que consideramos despreciables. A nuestros menores no se les puede dar “lo que les gusta”, según palabras de la presidenta, sino lo que necesitan.
La falta de participación y democracia con la Consejería de Educación es una de las grandes preocupaciones de las familias. Es fundamental establecer vías de diálogo y consenso para poder trabajar de manera conjunta en la mejora del sistema educativo madrileño. La línea marcada por la Consejería reduce la participación de las familias a la mera información, cuando existe, sin que llegue a existir una participación real y efectiva en la toma de decisiones que nos afectan directamente. Vías formales, como puede ser el Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, necesitan una revisión y actualización de su reglamento y funcionamiento: ahora mismo su composición está dirigida a favorecer las propuestas que realice la Administración, creando un espacio instrumentalizado y dirigido a dar el visto bueno a sus políticas.
Es necesario reforzar la formación profesional, miles de alumnos y alumnas quedan desahuciados del sistema educativo por falta de plazas, de inversión y de planificación. Es fundamental actualizarlo y dignificarlo. La Consejería de Educación debe replantear la oferta educativa de la pormación profesional ya que, incluso, nos encontramos con ciertos grados que sólo se ofertan en la red privada, algo que consideramos inadmisible.
Es fundamental trabajar por una escuela inclusiva, el sistema educativo es el que debe adaptarse al alumnado y no al contrario. Garantizar los derechos del alumnado es clave en una Comunidad que ostenta ser la región más segregadora de Europa.
Trabajar por la convivencia en imprescindible, con un carácter preventivo y no simplemente punitivo, es otra de las barreras que debemos superar en Madrid. Las políticas educativas han ido enfocadas al castigo, sin poner el énfasis en la raíz del problema que es el aprendizaje de la resolución de conflictos y la mediación. En la escuela pública se está formando de una manera integral al alumnado, debe recibir toda la información necesaria, sin censuras, para que pueda aprender a discernir y tener un pensamiento crítico en la vida; la escuela es un lugar privilegiado para poder aprenderlo y ponerlo en práctica.
La nefasta política de construcción por fases nos ha abocado a la falta de centros educativos públicos en muchas zonas, a la par que el saturamiento de los ya existentes. Comunidades educativas que han tenido que soportar incluso más de diez años conviviendo entre obras. Tenemos centros escolares con patios que son auténticos solares, centros construidos con amianto cuya urgente retirada aún estamos esperando… Es necesario reconvertir estos centros que acogen a nuestros hijos e hijas durante, en muchos casos, más de 40 horas semanales, durante 10 meses al año y hacer que sean excelentes, eficientes, sostenibles y saludables.
El trabajo de los entornos escolares es otro de los grandes cuestiones pendientes asociadas a las infraestructuras. Generar entornos seguros y saludables para el alumnado es uno de los muchos objetivos planteados, tenemos zonas conquistadas por los coches, accesos casi imposibles… Es necesario recuperar las calles para la infancia y conseguir entornos más saludables y amables para todos y todas.
La presencialidad es la única manera de poder garantizar la igualdad de oportunidades para el alumnado y nuestra Comunidad no ha sido capaz de gestionarlo. Otras han ido avanzando hacia una presencialidad 100%, sin embargo, en Madrid cientos de alumnos y alumnas se están descolgando del sistema educativo. La falta de previsión y de planificación por parte de la Administración regional, que ha delegado en las direcciones de los centros toda la responsabilidad, ha traído consigo desigualdad y un aumento de la brecha social que ha ido creciendo exponencialmente durante este último año.
A pesar de que la comunidad educativa ha solicitado, en reiteradas ocasiones, la renovación de los contratos de los Refuerzos Covid durante, al menos, este curso educativo, la Consejería de Educación ha hecho caso omiso alegando que, además, no era una cuestión económica, sino que consideraban que no era necesario, ello a pesar de los malos resultados obtenidos en la primera y segunda evaluación.
La educación no es un gasto es una inversión en la sociedad, es necesario dotar a los centros educativos de los recursos materiales y humanos necesarios para poder garantizar una atención personalizada e individualizada del alumnado. Dotar a cada uno de lo que necesita para alcanzar los mejores resultados posibles. Para alcanzar una sociedad mejor, más justa e igualitaria. Así sí puede mejorar la economía, que es lo único que a algunos les , pero solo a corto plazo, sin visión de futuro y sin pensar en la mejora social, de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas.