Que España tiene cifras francamente mejorables de segregación escolar en secundaria es algo que desde hace ya años se viene diciendo desde diferentes perspectivas de estudio. Los datos que recoge y ofrece el informe PISA (para alumnos de 15 años) dan fe de cómo, por ejemplo, la Comunidad de Madrid es uno de los territorios más segregados de la Unión Europea, o cómo los datos de equidad han ido empeorando en España con el paso de los años.
Pero las cifras de esta segregación no habían sido analizadas, al menos hasta ahora, cuando Lucas Gortázar (EsadeEcPol) y Álvaro Ferrer (Save the Children) han analizado los datos recogidos por la otra gran evaluación internacional, TIMSS, que se centra en alumnado de 10 años. Sus conclusiones son que la segregación es peor en la primaria. Para llegar a esta conclusión, han elavorado su propio indicador en el que se han tenido en cuenta tres factores: el número de libros del hogar como variable categórica, un índice a partir de ítems de carencia material en el hogar y el nivel educativo más elevado de entre los progenitores del alumno.
Según sus cifras, mientras que en secundaria, la tasa de segregación es del 0,3, en primaria asciende al 0,35 para los años de ambos estudios (2018 y 2019 respectivamente). Ambas tasas, además, han empeorado entre dichas fechas y las de las anteriores ediciones de PISA y TIMSS, 2015 para las dos.
Como hipótesis plantean la posibilidad de que en la educación pública se produzca una concentración mayor de perfiles de alumnos diferentes al pasar a la secundaria porque existen menos institutos públicos que colegios de primaria. Pero, insisten, es solo una hipótesis.
Esto es en lo que se refiere a la segregación que tiene como causa el nivel socioeconómico de las familias. La otra variable que han analizado es la de la segregación por origen geográfico de las familias, teniendo en cuenta la migración de primer y segundo orden.
La segregación por razón de origen es, de media, menor que la socioeconómica. También como hipótesis, barajan que en algunas ciudades como pudieran ser Madrid o Barcelona, existe una población extranjera proveniento de la Unión Europea, de mayor capacidad económica y que pueden costearse según qué tipo de propuestas educativas. Es verdad que el estudio refleja grandes diferencias en este tipo de segregación cuando se miran las distintas comunidades autónomas.
Propuestas
La investigación, además de arrojar algunos datos más sobre la situación de la segregación educativa por nivel socioeconómico o por origen nacional del alumnado, pretende hacer de puente entre dos posturas que hoy día parecen irreconciliables: la de quienes defienden la equidad y la lucha contra la segregación escolar como punto clave y la de quienes, enfrente, defienden la libertad de elección de las familias por sobre cualquier otra consideración.
En el ejercicio de encontrar el punto medio entre ambas posturas, los investigadores lanzan ocho propuestas que podrían mejorar las cifras de segregación mientras que se respeta la libertad de elección de las familias.
Criterios de prioridad en la asignación de centros. Los autores defienden la necesidad de que en los baremos de asignación de plazas se tenga en cuenta el nivel económico de las familias para «premiar» a aquellas de ingresos menores, al mismo tiempo que se eliminen otros como el de ser antiguo alumno del centro. Políticas como estas se llevaron a cabo en la Comunidad de Madrid y han supuesto un aumento de la segregación.
Sistema de doble lista (reserva de plazas). Dos listas, una para las familias de ingresos más bajos y otra, para las de ingresos mayores, como se hizo en Bélgica y que menguó la segregación socioeconómica. Los autores del trabajo lo comparan con la reserva de plazas que se hace para alumnado con necesidades educativas especiales.
Oficinas de escolarización, información y acompañamiento a las familias. La idea es mejorar el acceso a la información sobre los centros que manejan las familias. Está demostrado que aquellas de menos ingresos u origen migrante acceden a menos información a la hora de pensar en la escolarización, de forma que no actúan de forma estratégica como si lo hacen las de rentas más altas. Al mismo tiempo, apuestan por informar a estas últimas para desmontar prejuicios sobre la diversidad en las aulas.
Gestión de la matrícula viva. Los autores apuestan por una gestión inteligente de la reserva de plaza, así como de aumentos y reducciones de las ratios en los centros para evitar que el alumnado de incorporación tardía acabe en la mayor parte de las ocasiones en centros ya masificados y en peores situaciones.
Regulación, gratuidad, financiación y cuotas. Se apuesta por un aumento del concierto educativo para que pueda cubrir gastos como la atención a la diversidad, el transporte y otros servicios, al mismo tiempo que se aumente la regulación y el control durante la escolarización.
Políticas de calidad, mejora e innovación para la desegregación. Países como Reino Unido dan más financiación por alumnado con derecho a comedor escolar, además de guías para usarlo eficazmente y sobre evidencias. Aseguran los autores que se ha rebajado el nivel de segergación y que es más eficaz este sistema que el de los centros de difícil desempeño (y otras nomenclaturas diferentes) que se desarrollan en España. También se contempla la posibilidad de políticas que hagan más atractivos este tipo de centros y señalan las ‘escuelas magnet’ como un ejemplo. Por supuesto, otras políticas de corte estructural como incentivar al mejor profesorado para estar donde haga más falta, mejorar la estabilidad de las plantillas o una financiación menos lineal de los centros educativos podrían contemplarse también.
Algoritmo de asignación de plazas y comportamiento estratégico. Cambiar el sistema de Boston, comúnmente utilizado en España por algún otro de asignación diferida, como está haciendo la Comunidad Valenciana últimamente, podría mejorar los datos de segregación, obligando a las familias a postularse por el centro de su preferencia y no por aquel en el que creen que tendrán más oportunidades de entrar. Es decir, evitar un comportamiento estratégico que prima a las familias de rentas y nivel sociocultural mayores.
Organización de la oferta escolar. Aumentar la equivalencia en los servicios y la organización de los centros educativos, entre las redes pública y privada (concertada) podría mejorar la segregación. Servicios como el de comedor o las actividades extraescolares podrían ser piezas clave. También el hecho de no tener que cambiar de centro al saltar a la secundaria desde la primaria podría ayudar.