Una hora de lectura a la semana, a conciencia, acompañada de quien nos resuelve dudas y nos ayuda a asegurar la comprensión de lo que leemos es la iniciativa emprendida desde el programa de voluntariado de CaixaBank. Una hora a la semana, los voluntarios acompañan en la lectura a niños y niñas de 9 a 12 años y también a personas de colectivos en situación vulnerable, con el objetivo de mejorar, en general, el rendimiento académico y la comprensión lectora. Y lo hacen en colaboración con la Fundación Jaume Bofill y su propuesta Lexcit, nacida como herramienta para incrementar el éxito educativo de los alumnos a través de la captación lectora. Los beneficiarios de esta ayuda a la lectura son también beneficiarios de entidades sociales.
El programa de voluntariado de CaixaBank cuenta con 4.600 voluntarios activos, que son empleados de la entidad, jubilados y prejubilados, amigos y familiares y también clientes. Anna Chacopino es exempleada, actualmente voluntaria. Ya como trabajadora de la entidad bancaria le había rondado siempre la idea de hacer algún voluntariado. De hecho, CaixaBank va dedicando puntualmente semanas concretas a acciones de voluntariado en las que sus trabajadores puedan participar libremente, ya que la acción social es uno de los pilares de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de CaixaxBank.
Anna hace tres años y medio que decidió prejubilarse, «y ahora no tengo ninguna excusa para no dedicarme al voluntariado”, afirma. “Y lo bueno que tiene el programa de voluntariado es que te puedes apuntar a acciones muy puntuales», explica. «Por ejemplo, un día puedes acompañar a un grupo de personas con discapacidad a ver un museo», dice. Ella cada vez se ha ido implicando más y ya lleva tres años siendo una de las voluntarias de las ‘tutorías’ de acompañamiento a la lectura. «Muchas veces un niño no puede resolver un problema de matemáticas porque en realidad no está entendiendo lo que le piden en el ejercicio», argumenta. Pero el programa va más allá, «que entiendan lo que leen es un objetivo, pero también que le cojan gusto a leer», puntualiza.
Ahora, sesiones virtuales
Las sesiones se pueden hacer en espacios de trabajo en bibliotecas, en aulas de escuela o en salas de asociaciones culturales, «mientras se esté en silencio y haya libros al alcance, no hay problema», explica. Ahora se está haciendo virtualmente. A cada voluntario le corresponde un niño o niña y siempre el mismo. «Es un acompañamiento muy personalizado. Al inicio del curso hacemos una sesión virtual por Zoom todos los voluntarios y los niños, y luego un técnico nos reparte. Está muy bien montado «, precisa la voluntaria.
Antes de comenzar cada sesión, ella se sitúa en el momento emocional del niño. «Ves si está cansado o enfadado y, en función de ello adaptas el acompañamiento», detalla Ana. A veces en la sesión de lectura intercalan juegos con palabras como las palabras cruzadas para continuar reforzando el vocabulario, pero de manera más distendida. Las lecturas -explica- «las elegimos juntos, aunque cuando encontramos un libro que gusta se convierte en una elección para otros». A final de curso, los mentores voluntarios intercambian opiniones sobre su experiencia.
Ana comenzó a ser mentora de lectura en Tarragona, con una niña. Establecieron una relación tan bonita que al final del curso la niña le regaló, por sorpresa, un cuento que había ido escribiendo durante el año. Después vivió otra experiencia en una escuela del Vendrell, con el mismo niño con quien lo hace actualmente. «Llegó la pandemia y lo pasamos a hacer virtualmente», dice. Ahora escanea textos y busca la manera de hacerlo igual de atractivo que en persona. «Refuerzas las palabras que ves que son más difíciles y vas preguntando para ver si lo entienden. Si los ves cansados, aprovechas para leer tú un rato «, explica. La vivencia es enriquecedora en ambos lados. «Todos los niños son muy agradecidos y cuando te cuentan que han pedido un libro en la biblioteca, por su cuenta, es muy gratificante para nosotros también. El feedback es muy bonito «, expresa Ana Chacopino.
Entidades comprometidas
La Ballaruga es una de las entidades que colabora con el programa de acompañamiento a la lectura. Empezaron el curso pasado haciendo las sesiones presenciales en las escuelas Pau Casals y Àngel Guimerà del Vendrell. Según explica la Coordinadora pedagógica y de actividades de La Ballaruga, Marina Vilardell, «la selección de los niños se hace a través de las escuelas. Las directoras de los centros recogen las necesidades de reforzar la comprensión lectora de los cursos a partir de 4º de Primaria, que es la edad para incorporarlos al proyecto, y los tutores y tutoras son los que recomiendan el alumnado. Desde La Ballaruga nos ponemos en contacto con las familias y con la persona que coordina los voluntarios de La Caixa en El Vendrell, para ir formando las parejas de lectura».
La valoración que hacen de estos dos cursos es excelente en todos los sentidos. Primero -explica- Viladell, «porque las directoras de las escuelas nos transmiten la mejora que hacen los alumnos que participan del Lecxit, y luego, por el buen funcionamiento y la implicación de los voluntarios, que en El Vendrell, son personas excepcionales y en muchos casos ya vienen del campo de la enseñanza».
La mejora de la comprensión lectora, adquirir el hábito de leer regularmente y el interés por los libros son los grandes beneficios de esta iniciativa. Pero también satisface a sus implicados las redes humanas que nacen de la experiencia. En el caso de La Ballaruga, en el proyecto colaboran, entre otras entidades, la Biblioteca Terra Baixa del Vendrell, que es quien facilita las lecturas a través del Ebiblio virtual y, tal como dice la coordinadora pedagógica y de actividades de la entidad, «los niños saben que pueden pedir nuevos libros de lectura para leerlos en casa, y eso es también importante porque, de no participar en el LECXIT, son niños que no habrían sido usuarios de la biblioteca».
Inclusión social
Vilardell todavía añade una visión más global en positivo del programa de acompañamiento a la lectura: «Creemos que es muy importante la colaboración entre entidades para alcanzar muchos retos socioeducativos, entre ellos, este, porque a través de la lectura se hace un trabajo mucho más amplio, como es la inclusión social de los niños, que también implica a las familias, muchas de las cuales son de origen extranjero y tienen dificultades con la lengua».
El curso pasado (2019-2020), a pesar de haberse tenido que adaptarse a los medios telemáticos para realizar las sesiones, por la pandemia, un centenar de voluntarios en Catalunya hicieron más de un millar de horas de acompañamientos semanales a beneficiarios de una decena de entidades sociales.
Además de esta, desde la red de voluntarios de CaixaBank se organizan muchas actividades diversas. El año pasado, alrededor de 4.600 personas participaron en alguna de las más de 4.250 que se realizaron. Durante el día de Sant Jordi de este año, el Programa de Voluntariado CaixaBank en Catalunya hizo entrega de más de 2.500 rosas solidarias a personas en situación vulnerable, como parte de su función social en favor de colectivos en riesgo de exclusión.