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Vivimos un tiempo histórico caracterizado por múltiples desafíos. La crisis ambiental (con su dimensión de emergencia climática junto a la Sexta Extinción de Especies), y la crisis energética y material, son uno de ellos. La crisis social, con un incremento de las desigualdades desde distintos vectores (género, clase, racialización, origen, etc.), la polarización social o la desatención a los cuidados necesarios para la vida, constituye otro desafío central. A estos se suma una crisis profunda del capitalismo global. Todo ello condiciona ya nuestro presente y lo hará, probablemente más, nuestro futuro. No podemos educar como si nada de esto estuviese pasando. Estos temas deben estar en el corazón de los colegios e institutos.
La Lomloe no es ajena a estos aspectos. Esta ley educativa tiene entre sus señas centrales de identidad la promoción de sociedades más justas, democráticas y sostenibles, es decir, más ecosociales. Esto, más allá de un elemento inspirador de toda la ley y de su desarrollo curricular, algo que queda especialmente patente en la enumeración de los retos a los que pretende responder, es un factor que impregna todo el Real Decreto de Enseñanzas Mínimas y también su transposición en las comunidades autónomas.
Pero educar con enfoque ecosocial es un propósito más fácil de enunciar que de llevar a cabo. Para conseguirlo, tener una ley con enfoque ecosocial no es suficiente. Al menos, son necesarios otros tres factores:
- Formar al profesorado, pero también al resto de la comunidad educativa, para que pueda realizar una educación con perspectiva ecosocial.
- Dotar de herramientas, sobre todo, a los claustros, para que esta transformación no se convierta en una tarea que les supere y, por tanto, no llegue a realizarse más que de manera precaria.
- Facilitar a los centros y al cuerpo docente que adquiera una mirada estratégica de cómo construir un plan de mejora en educación ecosocial.
Aunque educar desde una mirada ecosocial requiere de la transformación del conjunto del centro educativo (modos de gestión, espacios físicos, tiempos extraescolares, participación de la comunidad educativa y, por supuesto, currículo), la realidad existente en muchos colegios e institutos es que solo una parte del profesorado tiene la voluntad de poner en marcha este enfoque. Por ello, no solo hacen falta herramientas que faciliten la transformación con la mirada global de centro, sino también con la particular del aula para, a partir de esta mirada más parcial, construir otras más globales.
En este contexto y para estos fines sirven las herramientas de evaluación del desempeño de educación ecosocial que hemos elaborado desde FUHEM y la Fundación SM, dentro del marco de la red “Vínculo ecosocial”, compuesta por ayuntamientos, universidades, fundaciones, redes de profesorado y empresas del sector educativo o cercanas a él. Entre ellas, una de las herramientas está diseñada para una evaluación a nivel centro y la otra a nivel aula.
Aunque las herramientas son explícitamente evaluativas y los resultados que arrojan van en ese sentido, las preguntas que se realizan al conjunto de la comunidad educativa permiten que ésta identifique qué elementos son los claves para poner en marcha una educación ecosocial. Son especialmente ilustrativos los aprendizajes, los principios metodológicos y las prácticas evaluativas por las que se interroga. Además, las sugerencias de mejora, que incluyen una bibliografía seleccionada, complementan esa dimensión formativa implícita de las herramientas.
La dimensión estratégica se consigue mediante el informe final de la evaluación. En este texto, no sólo se visibiliza qué dimensiones de la transformación ecosocial de un centro o un aula están más o menos desarrolladas, sino que también se ofrece una valoración del peso de cada una de esas dimensiones en la transformación. Estas dos informaciones son imprescindibles para poner en marcha un plan estratégico plurianual y, por ello, lo facilitan y permiten.
Las herramientas consisten en una aplicación web compuesta por una serie de cuestionarios breves al alumnado, profesorado, familias, PAS y equipos directivos. Los resultados se proporcionan posteriormente en forma de gráficas que muestran el desempeño en distintas dimensiones: integración curricular de los temas ecosociales (que es la dimensión más importante), espacios físicos, tiempo extraescolar, gestión del centro, y equipo docente y PAS. Este informe viene acompañado de una serie de propuestas de mejora en cada uno de los aspectos evaluados, que se engloban en esas dimensiones señaladas.
De este modo, la comunidad educativa se responde a preguntas como:
- ¿Aprendemos a tomar decisiones con otras personas teniendo en cuenta a todos los seres que pueden verse afectados?
- ¿Evaluamos los aprendizajes ecosociales?
- ¿Qué mecanismos de regulación de conflictos existen en el centro?
- ¿Qué acciones realiza el equipo directivo para facilitar el trabajo desde la perspectiva ecosocial?
Tras la realización de pruebas piloto en varios centros escolares, la herramienta estará lista para su uso, tanto en castellano como en catalán, al inicio del curso 2023-2024.