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La situación del abandono escolar de la Formación Profesional en España es preocupante. Después de años de estudios sobre datos estadísticos que suponían tan solo una cierta aproximación a la realidad, los cambios en la recogida de datos, ha posibilitado arrojar luz sobre esta realidad.
Los datos que ahora publica el Ministerio de Educación, FP y Deporte hacen un recorrido desde el curso 2016-17 hasta 2020-21. Un seguimiento, estudiante por estudiante, que informa de cuál fue su trayectoria en esos cuatro años.
La información muestra un preocupante nivel de abandono escolar tras el primer año que no hace más que avanzar en los siguientes. En el primer curso de la FP básica abandonan casi uno de cada cuatro, es decir, el 22,6 %. En el grado medio lo hacen 18,6 % y en el superior, el 12,1. Las cosas van empeorando con el paso de los cursos hasta que en el caso de la básica dejan los estudios 4 de cada 10; uno de cada tres en los grados medios y uno de cada 5 en los superiores.
Estos datos, que son más o menos llamativos, solo contemplan al estudiantado que estudia de manera presencial, puesto que las estadísticas no recogen a quienes están en modalidades a distancia u online, en auge desde hace ya años.
Un diagnóstico necesario
Uno de los aspectos más críticos que resalta Francisca Salvá, investigadora de la Universidad de Illes Balears (UIB) y una de las firmantes del estudio titulado El abandono de los estudios en la Formación Profesional en España: diagnóstico y propuestas de mejora, es la necesidad de realizar un análisis profundo del perfil sociodemográfico del alumnado que ingresa en la FP. Comprender quiénes son los estudiantes, su trasfondo socioeconómico y sus necesidades educativas es fundamental para diseñar políticas efectivas.
Aunque las estadísticas del Ministerio han mejorado, según las diversas fuentes consultadas todavía faltan algunos datos que dificultan esta comprensión. Sin esta información, es casi imposible implementar estrategias que respondan a las verdaderas necesidades de los estudiantes.
Quienes ingresan a la FP, muy a menudo, provienen de contextos desfavorecidos y han tenido trayectorias educativas complejas. Esto sugiere que el sistema educativo no está abordando adecuadamente las necesidades de estos alumnos. La falta de datos sobre el rendimiento de los estudiantes con necesidades educativas especiales dentro de la formación profesional también representa un vacío crítico que debe ser abordado.
En varios casos, las investigadoras solicitaron microdatos, pero, según cuenta Salvà, no los obtuvieron porque, según parece, hay ciertas dimensiones que no se recogen. Esto impide determinados análisis en relación a las causas y posibles soluciones a las diferentes problemáticas del alumnado en esta etapa.
Detección y acompañamiento: claves para la retención
La detección temprana del alumnado con necesidades o que esté en riesgo de abandono, sobre todo el en primer curso de cada uno de los ciclos, es urgente. Según Salvá, la existencia de lo que se viene en llamar early warning systems puede prevenir la salida prematura de muchas personas.
El hecho de que las y los jóvenes hayan tomado decisiones importantes a edades muy tempranas, influidas en muchas ocasiones por amistades y familiares, recuerda la investigadora, puede suponer un problema.
Ante la posibilidad de decisiones inmaduras, se impone esa detección y acompañamiento para atender a sus necesidades, a ayudarles a reconvertirse en un momento dado. Flexibilizar los estudios todo lo posible puede ser importante también para reenganchar al alumnado con con más dificultades antes de su salida.
En este acompañamiento, la creación de departamentos de orientación en los centros de FP (y en etapas previas), se antoja una necesidad apremiante.
Para Rodrigo Plaza, docente en FP y experto en la situación de esta etapa, la orientación debería empezar en la secundaria, con la formación de estos equipos y del profesorado de la ESO en relación a la oferta de FP, para asesorar con criterio a su alumnado.
Mucho alumnado llega a estos estudios o bien porque sus familias les han llevado casi de la mano o bien pensando que la formación profesional consiste únicamente en practicar habilidades en algún taller y no esperan encontrarse con una realidad en la que las clases teóricas abundan.
Es otra de las medidas esenciales que propone Francisca Salvà. Implementar un sistema de seguimiento efectivo puede marcar la diferencia en la vida de un estudiante. Este enfoque debe incluir un apoyo específico para aquellos con trayectorias educativas complicadas, lo que facilitaría la identificación temprana de estudiantes en riesgo de abandono y permitiría intervenciones oportunas.
El acompañamiento psicológico y académico es crucial para mantener la motivación de los estudiantes. La FP no solo debe ofrecer formación técnica, sino también un soporte emocional que ayude a los estudiantes a superar los desafíos que enfrentan. Esto incluye desde la orientación vocacional hasta el apoyo durante la transición a la vida laboral.
Infraestructura y planificación estratégica
La falta de infraestructura adecuada también es un factor que contribuye al abandono escolar en la FP. Las instalaciones deben ser suficientes y modernas para ofrecer una educación de calidad. En este sentido, se hace necesaria una inversión en recursos y un compromiso real por parte de las administraciones para mejorar la calidad de la formación profesional.
Tanto Salvà como Plaza coinciden en que ciertos centros integrados tienen algunas de las mejores infraestructuras posibles para realizar formación profesional, pero faltan plazas públicas en muchos otros y los equipos necesitan cierta modernización.
La planificación estratégica es otra pieza clave del rompecabezas. Establecer acuerdos sólidos con el sector empresarial es fundamental para asegurar que la FP esté alineada con las necesidades del mercado laboral, según reza el informe. La colaboración entre instituciones educativas y empresas permitirá a los estudiantes recibir formación práctica que les prepare de manera efectiva para el mundo laboral.
Plaza tiene otro punto de vista y sostiene la necesidad de que la FP no solo mire al mundo del trabajo para amoldarse a él; ha de ser más flexible y, asegura, cuando habla con diferentes empresas al buscar posibilidades de prácticas para su alumnado, le dicen que lo que necesitan es que estos estudiantes demuestren una cierta madurez ante el mundo del trabajo, incluso por encima de los conocimientos más técnicos que pueden aprender directamente en los centros de trabajo.
El informe, como tantos otros en los últimos años, insiste en la necesidad de una apuesta por la FP Dual. España se encuentra a medio camino de países como Suiza o Alemania, aunque Salvà recuerda que no tenemos su histórico en este sentido. Eso sí, señala que las prácticas en empresas están más que instauradas desde hace décadas.
La falta de plazas públicas suficientes sigue siendo el oso blanco en el salón. Desde el Ministerio de Educación, FP y Deportes se ha hecho un esfuerzo inversor para que las CCAA abran más plazas públicas, por encima de las 200.000, pero cuando uno se acerca a la realidad es que el mayor crecimiento en la matrícula está ocurriendo en ciclos privados y, sobre todo, a distancia u online.
Como publicaba hace unos días elDiario.es, diferentes fondos de inversión han visto el filón en la FP en España y llevan ya tiempo haciendo importantes desembolsos de capitales para hacerse con un mercado que, las administraciones educativas autonómicas, han dejado desatendido desde hace años.
Apoyo económico para el alumnado
El acceso a becas y ayudas económicas es otro aspecto crucial que se menciona en el documento si se quiere apoyar al alumnado antes de que decida abandonar los estudios.
Para muchos, las barreras económicas son un impedimento significativo para continuar su formación. La implementación de becas de transporte y otras ayudas podría facilitar el acceso a la FP, especialmente para aquellos que provienen de entornos desfavorecidos. Salvà habla de cómo se está dando por hecho que en etapas análogas como el bachillerato, se contemplen este tipo de ayudas para ayudar a la continuidad, mientras que en la FP no se contemplan.
Y recuerda que el alumnado en no pocas ocasiones ha de cubrir ciertas distancias porque la oferta de formación no está tan a la mano como ocurre con los estudios conducentes a la universidad. Esto, unido al hecho de que el mercado laboran, en no pocas ocasiones, prefiere contratar a jóvenes sin titulación, hace que no pocos chicos y chicas abandonen antes de tiempo para entrar en el mercado de trabajo.
La lucha contra el abandono escolar en la Formación Profesional es un desafío multifacético que requiere un enfoque integral. Desde la comprensión del alumnado y el seguimiento personalizado, hasta la inversión en infraestructura y el apoyo económico, todas las medidas propuestas por Francisca Salvà son cruciales para abordar este problema.
El camino hacia una FP más efectiva y accesible es largo, pero con un compromiso claro de todos los actores involucrados —administraciones, empresas y educadores— es posible transformar el panorama educativo y ofrecer a los jóvenes las oportunidades que merecen. La FP no debe ser considerada como una opción de segunda clase, sino como una puerta hacia un futuro prometedor.