Ya lo hizo en abril, pero las nuevas elecciones frustraron el proceso. El Congreso de los Diputados ha aprobado, otra vez, la proposición de ley del PSOE para tramitar la paralización del calendario de implantación de la LOMCE. Lo ha hecho con los votos de los socialistas, Unidos Podemos, Ciudadanos, ERC y PDC, y con la negativa del Partido Popular, único impulsor de cuestionada ley Wert.
El texto, avalado este martes por la Cámara, pide que se suspenda lo que queda para implantar de la LOMCE, que no es otra cosa que las reválidas previstas para Cuarto de la ESO y Segundo de Bachillerato. El presidente Mariano Rajoy ya anunció en su investidura que estos exámenes no tendrían efectos académicos –es decir, que no haría falta aprobarlos para titular– hasta que se cierre un Pacto por la Educación. Aun así, los alumnos deberán realizarlo, y la prueba de final de Bachillerato servirá a modo de selectividad para ordenar el acceso a la universidad, aunque con algunas diferencias –más asignaturas y un día más de pruebas–.
Si la proposición de ley culmina su proceso, se daría un paso más: las reválidas quedarían totalmente paralizadas y, de este modo, se mantendría el actual sistema de acceso a la universidad. Pero para que esto pase el proyecto de ley debe debatirse en la Comisión de Educación, someterse de nuevo a votación en el Congreso y, por último, esperar el visto bueno de un Senado de mayoría popular. Todo esto antes de junio, cuando se prevé que se lleven a cabo las pruebas.
La de hoy ha sido una muestra más de que la oposición al Gobierno quiere acabar con la LOMCE y, acto seguido, empezar un debate sobre un Pacto por la Educación –a través de una subcomisión parlamentaria– que dé a luz a una nueva ley más consensuada. El PP acepta la negociación del Pacto –el ministro Íñigo Méndez de Vigo se ha dado 6 meses para conseguirlo–, pero no va a renunciar a su ley.
