Los estudiantes que protagonizan ocupaciones en más de 1.000 escuelas públicas de Brasil en contra de la reforma educativa del nuevo gobierno de Michel Temer, han recibido un soplo de aire con el discurso del estudiante Ana Julia Ribeiro, de solo 16 años, ante la Asamblea Legislativa de Paraná, uno de los estados donde la protesta ha arraigado con más fuerza. La alocución de la joven ha resultado viral en las redes sociales, hasta el punto que ha recibido elogios incluso del expresidente Lula da Silva.
«Nuestra única bandera es la educación», proclama Ana Julia ante los representantes políticos, a los que reprocha que hayan tachado a los estudiantes que participan en las protestas «de adoctrinados». «Es un insulto a los estudiantes», critica la joven, que defiende ante ellos que lo que están haciendo miles de alumnos brasileños es luchar «para las generaciones futuras».
La movilización estudiantil brasileña ha vuelto a tomar fuerza después de que se haya aprobado una enmienda a la Constitución para restringir el gasto público del país en los próximos 20 años, lo que, denuncian, «congelará» las partidas destinadas a educación. A esto se le suman otras polémicas reformas emprendidas por el nuevo gobierno de Temer, como la que limita las enseñanzas de filosofía y sociología.
Aquí los estudiantes ven un ataque al «pensamiento crítico», en palabras de Ana Julia, que enmarca esta reforma en programas como el de Escuela Sem Partido (escuela sin partidos), que desde el Gobierno prevé erradicar los discursos políticos entre el profesorado. La medida es considerada por los estudiantes como una excusa para censurar la reflexión y la crítica en las aulas. «Escuela Sem Partido es una escuela sin sentido crítico, una escuela racista, una escuela homófoba», clama el estudiante entre aplausos.
El momento más crítico del discurso llega al final, cuando Ana Julia se refiere a la muerte por apuñalamiento de un estudiante, Lucas Mora, durante una ocupación, en unas circunstancias aún no esclarecidas, pero que han aprovechado algunos políticos para declarar que las ocupaciones son problemáticas. «He estado en la vigilia de Lucas y ninguno de ustedes estaba», lanza el estudiante, que acusa a los políticos presentes de tener las manos manchadas de sangre, lo que le vale la amonestación por parte del presidente de la Asamblea, que amenaza con cerrar la sesión. «Pido disculpas», responde Ana Julia, «pero el Estatuto nos dice que los niños y adolescentes son responsabilidad de las familias, de la sociedad y del Estado».