Las organizaciones que conforman la Campaña Mundial por la Educación (CME) en España, Ayuda en Acción, Educo, Entreculturas y Plan Internacional, reclaman al Gobierno un incremento del montante que dedica a la puesta en marcha de programas de educación en emergencias como los que se han organizado en países en conflicto como Ucrania, Siria, Yemen, Sudán del Sur, o en países que acogen a población refugiada, como pueda ser Jordania o Turquía.
Según estas organizaciones, “el actual modelo humanitario es inadecuado para satisfacer realmente las necesidades educativas en escenarios de emergencia” puesto que es cortoplacista y debería responder, además, a nuevas formas de organizarse. Según la CME “la asistencia humanitaria, los programas de cooperación al desarrollo y la consolidación de la paz se deben concebir de manera integral y coherente”, de manera que se pueda organizar la respuesta que se da a las personas “antes, durante y después de una emergencia”.
Para la CME la ayuda para educación debería aumentarse hasta suponer el 10 % de toda la financiación de carácter humanitario puesto que la garantía del derecho a la educación supone la apertura a la consecución de otros derechos.
Estas peticiones se realizan en la víspera de la conferencia de donantes Education Cannot Wait en Ginebra mañana y pasado. La reunión pretende alcanzar el mínimo de 1.500 millones de dólares que se destinarían a las actuaciones de Naciones Unidas relativas a la educación durante 2023.
Paula San Pedro de Urquiza, miembro del equipo de incidencia de la Campaña, asegura desde la ciudad suiza que «es fundamental que el gobierno se sume al esfuerzo internacional y ponga a la educación en el lugar prioritario que le corresponde y deje de ser un sector marginado en las respuestas”. La portavoz insiste, además, en que “si no hay fondos suficientes para que los niños sigan con su escolarización y lo hagan con calidad, muy probablemente serán generaciones perdidas”.
Esta petición se produce en un momento en el que el Gobierno está enviando equipamiento militar a Ucrania que servirá para mantener el conflicto abierto con Rusia mientras la vía diplomática parece estar estancada.
Y, ahora, el terremoto en Siria y Turquía
Más allá de ls conflictos armados abiertos por todo el mundo y que suponen un importantísimo problema para la vida, la seguridad y la educación de millones de niños, otras situaciones suponen importantes retos para que muchos de los derechos de estas personas, entre ellos el derecho a la educación, puedan cumplirse.
Más de 7 millones de niños viven en la zona afectada por el terremoto que ha asolado Turquía y Siria hace unos días. «Los niños y sus familias de Turquía y Siria se enfrentan a dificultades inimaginables a raíz de estos devastadores terremotos», aseguraba hace unos días Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef.
La organización internacional enviaba hace unos días un comunicado en el que señalaba que las cifras oficiales hablaban de 35.000 personas fallecidas. No se conoce cuántas de ellas son menores de edad pero se estima que serán varios miles.
Según informa la ONG en su comunicado, está evaluando los daños en escuelas y se prepara para poder hacer reparaciones así como construir otras provisionales. En Siria se han parado las clases hasta el próximo día 18 y en Turquía hasta el 1 de marzo.
La semana pasada, Save the Children enviaba otro comunicado en el que su directora de incidencia y comunicación, Kathryn Achilles, aseguraba que “la situación en el noroeste de Siria no se parece a ninguna otra crisis en el mundo en estos momentos. Desde la pérdida de familiares y hogares hasta
la falta de alimentos y agua potable, los efectos de este desastre han afectado a todas y cada una de las niñas y niños”.
Desde Turquía, Berna Köroğlu, coordinadora del Equipo de Respuesta de Emergencia, aseguraba que “las regiones afectadas necesitan urgentemente ayuda humanitaria. La comunidad internacional debe hacer todo lo posible para apoyar los esfuerzos humanitarios locales, con el fin de evitar que se produzca un segundo desastre humanitario”.